
Cuenta una
leyenda que los Reyes Magos, camino de Belen, iban de puerta en puerta preguntando
si alguien sabía dónde estaba el niño Jesús. Cuando llegaron a la casa de una
anciana, ella se disculpó diciéndoles que estaba muy ocupada limpiando y fregando,
y que no podía ayudarles. Poco después, la anciana vio una luz en el cielo y
recordó las palabras de los Reyes: Es que ha nacido el hijo de Dios… La
anciana, sintiéndose culpable por no haber colaborado, a toda prisa, horneó
tartas y preparó caramelos, los colocó en una cesta y se encaminó buscando a
los Reyes para que se lo entregaran al niño Jesús, pero fue en vano. Fue tan
grande su pena que decidió ir de casa en casa repartiendo los dulces con la
esperanza de hallar en una de ellas al Niño Jesús… y cuenta la leyenda que,
desde entonces, la anciana –La Befana- no tiene descanso cada víspera de Reyes
y, buscando ser perdonada, reparte dulces y chocolatinas.
Ahora bien, no me pregunten de dónde salió lo del carbón para los niños malos...
Ahora bien, no me pregunten de dónde salió lo del carbón para los niños malos...
con le calze tutte rotte,
col vestito alla romana,
¡Viva, viva,
la Befana!
(La Befana
viene de noche
con los zapatos todos rotos,
vestida a la
romana,
¡Viva, viva,
la Befana!
(Canción del folklore italiano)
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