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Sin embargo, recuerdo que las
tareas más divertidas eran aquéllas de redactar una composición escrita
acompañada de una ilustración. Tanto me gustaba, que gané el segundo lugar de un concurso infantil de relatos
promocionado por Prismacolor, una
marca comercial de lápices de colores en Venezuela. Le puse como título En los bosques de Viena, y lo completé
con un dibujo. Estoy convencida de que dicho dibujo conquistó al jurado, porque
logró opacar todos los errores, para no decir “horrores”, ortográficos que contenía, conducta que no logré
superar hasta el último año de bachillerato gracias a una profesora, Mayra, que
nos demostró que la literatura es un arte que exige reglas y normas que la ennoblecen,
y nos enseñó a caminar junto a diferentes autores y sus obras, enriqueciendo
nuestras lecturas. Por supuesto que escribí poemas de adolescente enamorada,
con corazoncitos en lugar de puntos y flores en las esquinas… pero hasta allí llegaron
mis andaduras por las veredas de la escritura creativa, porque luego se
convirtió en hacer esquemas, resúmenes, tomar apuntes y contestar exámenes de
estudios universitarios. Una vez graduada y con un título en mano continué con informes
y escritos propios de la profesión, aparcando mi imaginación durante mucho
tiempo, hasta que, cansada por las constantes negativas de empleo en territorio
español, me apunté a un Taller de escritura de la UNED, dictado por la
profesora Helena, un curso muy breve para mi gusto pero que me recondujo a
escribir, lo que me permitió llenar mis horas libres y dejar de pelearme con la
aburrida rutina de limpiar, cocinar y lavar… tareas que no niego sean
necesarias pero que no alimentan mis inquietudes, más bien las exacerban.
En el 2010 con el relato titulado
Siete me convierto en ganadora ―en la
categoría de adultos― del II Concurso Literario
¿Y tú qué cuentas? Una experiencia que me alentó a continuar escribiendo.
Un año después me sorprendieron
al comunicarme que mi novela corta, Cuando
las gallinas mean, fue seleccionada como ganadora del I Certamen de narrativa para escritores noveles, promocionado por
la Asociación de Escritores Noveles de España. Digo que me sorprendieron porque
pensé, en un primer momento, que una amiga me estaba gastando una broma…
Me gusta escribir, hurtar a cada
día un poquito de tiempo para dedicarme a hacerlo. Invento conflictos mientras
cocino, recreo las facciones de un personaje mientras hago las compras, busco
un desenlace mientras paseo al perro, y si tengo un papel y lápiz a mano, apunto
una frase que considero genial en ese momento… aunque luego acabe en la
papelera días o meses después.
Imaginar, inventar, pensar,
escribir, reescribir… confieso que, de pasatiempo personal pasó a ser una
necesidad diaria.
Es sorprendente que naciendo
ResponderEliminarEs realmente sorprendente que habiendo nacido y crecido en otro continente tan lejano de Sicilia e Italia consigas recrear la vida de éstos pueblos sus costumbres, comidas etc. solamente por tener padres italianos
Esto revela que realmente escuchaba cuando me contaban las historias de su tierra. Gracias.
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